Auto retrato – Joaquín Sorolla (1904) – Localización: Museo Sorolla.

Los cuadros de Sorolla deslumbran al observador por el trabajo cuidadoso con los efectos lumínicos.

Pinturas consideradas geniales de manera universal, el valenciano es uno de los artistas más prolíficos y talentosos de la historia de España, sus lienzos se han expuesto en las mejores galerías de Europa y América.

Joaquín Sorolla y Bastida, nació el 27 de febrero de 1863 en Valencia, y falleció el 10 de agosto de 1923 en Cercedilla, Madrid. Fue un pintor relacionado con el impresionismo que produjo gran cantidad de obras, más de 2200; también se le ha calificado como luminista y post-impresionista. Entre las características que manifiesta en su trabajo está el aire libre, la ausencia del negro y lo momentáneo.


Huérfano desde los dos años de edad, ya que sus padres fallecen debido a una epidemia de cólera. Sus tíos maternos lo adoptan y cuidan de él y de su hermana llamada Concha.
Comienza a aprender lo relativo al arte gracias a Cayetano Capuz, un escultor; posterior a esto estudia en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos. Siendo aún muy joven surge su afición por pintar al aire libre, así también muestra claramente su preferencia por los colores claros y llenos de luminosidad.

Asiste al concurso de la Diputación Provincial en Valencia en 1884 para que Roma le otorgue una pensión. Un cuadro de historia denominado “El grito del Palleter” le da esa pensión. Luego se marcha a París con un amigo pintor llamado Pedro Gil, para así tener su primer contacto con el impresionismo.

En 1888 se casa con Clotilde García y comienzan a vivir en Asís. Un año más tarde se mudan a Madrid, en donde él obtiene gran éxito. En esta época sobresale su trabajo de crítica social en obras como “Trata de blancas, “Aún dicen que el pescado es caro” y “Triste herencia”.

Uno de sus temas preferidos son los pescadores, por lo cual los pinta realizando sus actividades diarias. Además añade detalles lumínicos que contrastan notablemente la sombra y la luz, buscando siempre la expresión clara de sus personajes.

Entre lo que él considera predilecto están el paisaje levantino. Pinta el mar y lo vincula con la pesca, el baño, los infantes y sus juegos en la playa. La figura humana siempre está incluida en sus cuadros, los cuales son protagonizados por la luz que produce movimiento.

Joaquín viaja por regiones en España buscando retratar paisajes. Le atrae el mar cantábrico, lejano al mediterráneo, esto se ve reflejado en obras como “Instantánea de Biarriz” “Rompeolas”, “San Sebastián”, “Bajo el toldo” “Playa de Sevilla”.

Su labor se sintetiza, ya que comienza a esquematizar y presenta sólo lo necesario, para esto crea las obras “El patio de los Comares”, “La Alambra de Granada”, y “Alberca del Alcázar de Sevilla”.

Su fama llega a toda Europa y muestra su trabajo en diversas exposiciones, éstas las realiza en Colonia, Londres, Berlín, París, así como en Estados Unidos. Por otra parte, firma un encargo en 1911 para la Hispanic Sociaty of America en donde se le solicita la realización de varios murales de regiones españolas.

Este proyecto tiene grandes dimensiones, pero él decide incluirse y comienza a viajar por todo el país, para encontrar algo peculiar que retratar.

La vida de Joaquín Sorolla deja un gran legado de obras ligadas al impresionismo. Su crítica social y estilo se unifican en la figura humana, con reflejos, sombras y contrastes con la luz y los colores. Se considera que su trabajo es un cruce entre los acuarelistas de Inglaterra y los impresionistas de origen francés.

Se destaca en su biografía el amplio reconocimiento que recibe, por ejemplo en 1892 y 1895 obtiene la Primera Medalla Nacional de Bellas Artes; y en 1900 el Gran Prix de la Exposición de París, además de muchos otros galardones.

Sorolla sufre de una hemiplejía que lo paraliza del lado izquierdo, permanece en esta condición por tres años y fallece en Cercedilla, Madrid el 10 de agosto del año 1923. Su trabajo es donado al Estado Español y se crea un museo en su nombre.

“Ando cojo, me falta tu sereno juicio y tus apasionados besos. Dios quiera que algún día estas excursiones artísticas las hagamos siempre juntos.”

-Joaquín Sorolla-
Extracto de carta a su esposa Clotilde.

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