Caín matando a Abel. Peter Paul Rubens - (1608 - 1609) - (131,2 x 94,2 cm).

Caín matando a Abel – Peter Paul Rubens.

Caín matando a Abel.

Peter Paul Rubens.
(1608 – 1609).

(131,2 x 94,2 cm).

Localización: Courtauld Institute of Art, Londres.

La obra, representa la conocida historia bíblica, del cobarde y derrotado Caín matando a su hermano Abel, por celos y envidia, a causa de la predilección de Dios por Abel, por las ofrendas recibidas por ambos. (Génesis 4:2-15).

Caín no sólo se guarda lo mejor de sus frutos para sí, para su provecho, y de la segunda selección de su cosecha elige lo que ha de ofrendar a Dios, al mismo tiempo, se esfuerza poco en el trabajo que realiza.

En cambio, Abel, selecciona lo mejor de su ganado para ofrecérselo a Dios, y los frutos de su trabajo son excelentes gracias a su esfuerzo.

En la actitud de Caín existe pereza, egoísmo, avaricia, no existe amor ni generosidad por su forma de proceder; En la actitud de Abel, por lo contrario, existe Amor, felicidad, alegría, voluntad de desprendimiento de lo mejor de sí mismo para compartirlo, para ofrecerlo.

En su corazón, en la sinceridad de su ser más íntimo, Caín sabe que ha obrado como un cobarde, dando paso a la injusticia. La consciencia de cómo ha ejecutado su trabajo y de lo que le ha ofrecido a Dios y de que haya descubierto su forma de proceder, le resulta insoportable, le ofusca, le hace perder el control de sí mismo, altera su ánimo, lo saca de sí y le deprime.

Dios le encara esta segunda actitud haciéndole ver que su indignación no tiene sentido ni justificación, por cuanto lo acaecido es consecuencia natural de su primera forma de actuar.

Dios le dice a Caín que hacer el bien, que proceder de manera correcta y justa, como lo ha hecho Abel, trae paz al corazón del hombre y que, por el contrario, actuar como él lo ha hecho, es abrirse a la senda del mal y, más aún, es darle fuerza, tanta que lo tendrá acechando la puerta de sí mismo como una tentación que, si no la controla, esa tentación del mal tomará posesión de su consciencia, de sus sentimientos y de sus actos.

Después de matar a su hermano, Caín sigue actuando como los cobardes, desentendiéndose, simulando que no sabe, evitando asumir su responsabilidad por el asesinato de su hermano, manipulando la situación, poniéndose él mismo en el papel de victima.

Caín no asume la responsabilidad de sí mismo y adopta la actitud del derrotado, quien traspasa la responsabilidad propia a una tercera persona (la cual utiliza como chivo expiatorio), responsabilizándola de las consecuencias de sus propios actos, responsabilizándola de las consecuencias de sus propias omisiones, responsabilizándola de las consecuencias de su propia mediocridad.

Al atribuir a su hermano las causas de su fracaso, Caín calumnia a Abel, porque dicha acusación es la falsedad con la que intenta descargar de su consciencia su incapacidad para asumir sus errores y su incapacidad para evaluarlos y, a partir de ello, incrementar el acervo de su experiencia.

Abel, por su parte, concentra su energía en hacer el bien y progresar y le es natural seleccionar lo mejor de los frutos de su trabajo, a la hora de compartirlos, porque la ofrenda es una extensión de la generosidad que mana de su corazón feliz y comprometido con la bondad de quien siente la vida como un permanente rito de amor y de agradecimiento.

De modo que Caín y Abel representan dos actitudes, dos maneras de comprender la vida y de vivirla. Al mismo tiempo, son dos prototipos de personas, dos identidades, dos maneras de sentir y de experimentar la vida, de las cuales depende la calidad de los frutos del trabajo y de las repercusiones que la calidad de estos frutos tiene en las circunstancias vitales que rodean a los Caín y a los Abel.

Caín, además de asesinar derramando sangre, también puede asesinar derramando el honor y la moralidad de un Abel, calumniándolo y difamándolo, siempre con mentiras. Porque el engaño es un vicio inherente a un Caín, un arma cortante que utiliza con siniestra destreza.

No obstante, Abel se mantiene fiel a Abel, porque de la fidelidad a sí mismo surge la fuerza que le da serenidad y el valor a sus principios y convicciones. Para sobrevivir, a la belleza de su moral, Abel utiliza su inteligencia para evitar ser engañado. Una y otra vez, Abel será asesinado por el envidioso Caín.

Los Abel asumen el esfuerzo como el medio natural para conseguir la excelencia y no les importa sacrificar el máximo de su energía con el objetivo de alcanzarla.

En cambio para los Caín, el esfuerzo es una pérdida de tiempo, y desde su incapacidad al sacrificio, se conforman con hacer su trabajo hasta cumplir con una meta que les asegure la sobrevivencia, sin pretender alcanzar la excelencia ni importarles que los frutos que cosechan no son los mejores; los Caín son almas débiles que, ante sus magros resultados, tienen un arsenal de excusas y que, ante el éxito de los Abel, son poseídos por la envidia y por los celos.

Cada día, es una nueva oportunidad para que, en nuestro trabajo, entreguemos nuestro mejor esfuerzo, entreguemos lo mejor de nosotros mismos. Los frutos serán el resultado de nuestra inteligencia, de nuestra capacidad, de nuestra voluntad, de nuestro conocimiento, de nuestra perseverancia, de nuestra capacidad de trabajo.