El nacimiento de venus - Sandro Botticelli.

El nacimiento de venus – Sandro Botticelli.

El nacimiento de venus - Sandro Botticelli.
El nacimiento de venus – Sandro Botticelli.

El nacimiento de Venus.

Sandro Botticelli
(1483 – 1485)

Este cuadro fue revolucionario en su época, por ser la primera obra de gran formato de tema exclusivamente mitológico, además de un desnudo, algo todavía no del todo bien visto por la moral imperante en la época.

Desde los tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa pagana desnuda y de tales dimensiones. El desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recuperó en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad.


En consonancia con el neoplatonismo de la Academia Florentina, esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo, o bien la verdad moral o metafísica.

Según esta filosofía, la belleza es un atributo de la divinidad, por lo que la representación de Venus es equiparable a la de la Virgen María.

Sobre esta obra se ha efectuado a menudo una lectura en clave neoplatónica.
En función de una segunda leyenda que hacía de Afrodita hija de Zeus y Dione, Platón, en El banquete, imaginó la existencia de dos Afroditas: la nacida de Urano (el Cielo) sería Afrodita Urania (celeste), que representaría el amor puro y espiritual, mientras que la hija de Dione sería Afrodita Pandemos (popular), que significaría el amor vulgar, material.

​ Esta diferenciación entre dos Venus como personificaciones de dos tipos de amor fue recogida por la Academia Florentina, en cuyo ambiente estaba inmerso Botticelli.

Marsilio Ficino, uno de los principales teóricos de la escuela, recuperó la figura de Venus como modelo de virtudes y de exaltación mística, y opuso las dos figuras de Venus como símbolos de lo que hay de divino y de terrenal en la mujer.​ Así, ya en la Primavera Botticelli recogió esta idea, donde las figuras representadas simbolizarían el circuito del amor, desde el terrenal representado por Céfiro hasta el celestial simbolizado por Mercurio.

De igual manera, en El nacimiento de Venus, la figura central sería la de la Venus celeste, engendrada por la unión entre el espíritu y la materia.

En consonancia con estas teorías, en El nacimiento de Venus Botticelli simbolizó con la contraposición luz-oscuridad la dicotomía entre materia y espíritu: en la parte izquierda del cuadro la luz corresponde al alba (Céfiro era hijo de Aurora, la diosa del amanecer), mientras que en la parte derecha, más oscura, se sitúa la tierra y el bosque, como elementos metafóricos de la materia. Venus se encuentra en el centro, entre el día y la noche, entre el mar y la tierra, entre lo divino y lo humano.

Por otro lado, Giulio Carlo Argan (Botticelli, 1957) señaló una posible concordancia entre la mitología clásica y la religión cristiana: así, la figura de Venus representaría el alma cristiana surgiendo del agua del bautismo.

Así, las obras mitológicas de Botticelli reflejarían también valores propios del arte sagrado, mediante una transferencia de tipos que vincularía las imágenes profanas con las de culto religioso. Según estos estudiosos, el nacimiento de Venus podría relacionarse con el bautismo de Cristo, mientras que el jardín del Amor equivaldría al Paraíso terrenal. Panofsky también señala el parecido de la Venus de la Primavera con una Virgen de la Anunciación. En cualquier caso, es innegable el parecido de numerosas vírgenes botticellianas con diosas mitológicas, partiendo además de que la modelo de ambos tipos fue en varias ocasiones Simonetta Vespucci.

Localización: Galería Uffizi.

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