La creatividad otorga a la conciencia una fuerza renovadora, proviniendo su poder transformador del nivel inconsciente de la psique.
En la capa más profunda del inconsciente se genera una creación visionaria que convierte al creador en una especie de médium consumido por un impulso superior a su fuerza. A través de las emociones que una obra de arte logra despertar en el espectador, el artista logra establecer una comunicación con su público.
Debido a esa fuerza generada en la psique que origina la acción creativa, da sentido a la redención de la figura del «daimon», la que los griegos planteaban como mediador entre dioses y mortales.
El proceso creativo expresa el desarrollo en sí de la persona, su «Individuación» a través del cual se desarrollan potencialidades y al mismo tiempo se integran sombras del inconsciente hasta desarrollar el verdadero sí mismo.
En el nivel creativo más superficial (el personal) se expresa la experiencia vivida por el artista, este nivel se alimenta de deseos reprimidos y fantasías originadas en el plano existencial, y en el nivel más profundo del subconsciente (el colectivo) desarrollamos la creación visionaria, aquella en la que el artista no reconoce lo expresado en su obra, convirtiéndose en una especie de «médium», puesto que obedece a un impulso reconocido como superior que no es capaz de controlar, del cual sumerge en una tensión sin medida, y al mismo tiempo le permite vivir la plenitud de la felicidad, esos efectos de energías tan opuestas y poderosas, permiten que la voz del «daimon» se exprese a través del creador.
Cuándo la fantasía y la inspiración dominan la fuerza creativa, está proviene del inconsciente colectivo, en este caso, el proceso creativo nos sirve de crecimiento interno, desarrollando una experiencia de vida plena y desbordada al nutrirnos de la energía del inconsciente profundo (colectivo).
El inconsciente colectivo, según el maestro Jung, está relacionado directamente con el «Sustrato filogenético de la raza humana», por lo que es anterior a la capacidad de producir conocimiento racional, acreditando, que la energía creadora no surge únicamente de la vida reprimida del artista, convirtiéndose en una creación visionaria, fuera del espacio y del tiempo.
En estos casos, el ser que emerge de las profundidades a través de la obra artística provista de la fuerza del inconsciente colectivo, consigue desarrollar emociones y convicciones a través de los símbolos plasmados en la obra, transmitiendo un mensaje necesario para la existencia.
A través del proceso de individuación, conseguimos hacer aflorar de nuestra conciencia, expresiones de nuestra psique profunda o del inconsciente colectivo, logrando así integrarlas para convertirnos en un ser completo y único.
La obra de arte representa el proceso de confección de un objeto material, con la intención de lograr expresar y transmitir a través de un mensaje con forma física, un contenido espiritual.
Dedicar cada día unos minutos al Arte nos acerca a nuestro yo más profundo y a valores ancestrales que mantenemos en algún rincón de nuestro interior.
El Arte es sobre todo una experiencia, que desata el espíritu y apaga el ego.
El pensamiento creativo, es de vital importancia para la evolución del pensamiento humano y la resolución de los problemas que nos aquejan.
El arte es una de las formas más evolucionadas de la expresión humana.
Entre las muchas ventajas que ha detectado la ciencia sobre la práctica del arte desde edad temprana, las más importantes son:
– Desarrolla una sensibilidad que le permite a la persona desarrollar un código de ética muy sólido.
– Ayuda al aumento de la concentración.
– Permite el desarrollo de estructuras de pensamiento mucho más complejas.
– Fomenta el desarrollo de la creatividad tanto individual como grupal.
– Promueve la tolerancia.
– Aumenta la confianza y el auto concepto del individuo.
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